El Congreso de los Diputados ha recibido y trasladado a la Comisión de Peticiones de la Cámara «para su oportuno estudio y tramitación» la solicitud de la Asociación Española de Apicultores (AEA) de que se prohíban el uso de todos los pesticidas neonicotinoides y fenilpirazoles en España.
Según han avanzado a Efeagro fuentes de esta organización, el pasado 24 de enero recibieron del Departamento de Registro del Congreso la notificación de la petición de la AEA, que la justifica porque dichos productos agroquímicos desorientan y matan a las abejas tras actuar sobre su sistema nervioso central.
La admisión a trámite de la solicitud de la AEA coincide casi en el tiempo con la propuesta de la Comisión Europea (CE), el pasado 31 de enero, de suspender el uso de tres pesticidas neonicotinoides durante dos años y para los cultivos que más atraen a las abejas: maíz, colza, girasol y algodón.
A la petición escrita de la AEA, cursada a través del registro de la Junta de Andalucía el pasado 26 de diciembre, le acompaña una campaña de firmas en la plataforma de peticiones online change.org.
En el escrito, dirigido al presidente del Congreso, Jesús Posada, la AEA mostraba su alarma ante la disminución «preocupante» del número de abejas y otros polinizadores que proporcionan «un servicio ecológico esencial para la seguridad alimentaria».
Según fuentes de esta organización, la solicitud de prohibición está justificada a tenor del artículo 45 de la Constitución, que recoge el derecho a disfrutar y conservar el medio ambiente, y de la resolución del Parlamento Europeo de 15 de noviembre de 2011 sobre la salud de las abejas y los desafíos del sector.
Además, la petición de los apicultores tiene en cuenta, al igual que en la decisión de la CE, un dictamen del 23 de mayo de 2012 pero dado a conocer el pasado 16 de enero de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, según las siglas en inglés), así como el plan francés Ecopytho 2018 sobre la eliminación de pesticidas.
A su juicio, estos pesticidas sistémicos, autorizados en España desde 1994 y utilizados masivamente en la agricultura intensiva, son una de las causas de la mortalidad de las abejas y de los fenómenos del colapso de las colonias, ya que las desorientan y no logran volver a las colmenas.
«La abeja es un vector de polinización indispensable para la biodiversidad» y su desaparición «conduciría inevitablemente a una disminución en los cultivos», han explicado.
Las estimaciones con las que cuenta el sector apícola español arrojan que el 35 % de la producción mundial de alimentos está relacionada con los insectos polinizadores, entre los que se encuentran frutas, hortalizas, proteaginosas, legumbres y cultivos forrajeros.
Los pesticidas sistémicos se utilizan en el tratamiento de semillas y recubren el grano, por lo que su efecto se distribuye a lo largo de la vida de la planta, incluyendo las flores que pecorean las abejas.
Han añadido que un estudio francés publicado en la revista Science en marzo pasado reveló los riesgos de los plaguicidas sobre el sistema nervioso central de las abejas, «causando la muerte indirectamente relacionada con la pérdida de sentido de la dirección y por lo tanto la no vuelta a la colmena».
Italia, por su parte, prohibió los insecticidas neonicotinoides en maíz en 2008 y, desde que adoptó esta medida, su apicultura está «en sólida recuperación después de una mortalidad masiva», han apuntado antes de asegurar que «España debería de hacer lo mismo».
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